18.3.10

III. Acercándose al destino


Anocheció rápido, el taxi lo esperaba en la entrada del hotel al salir vio las luces brillantes de la ciudad, gente pasaba, miro al cielo no se veía ni una sola estrella, de nuevo cerro los ojos, era adicto a esos recuerdos, a esos “sueños” como el le llamaba.

- Son muchas las estrellas.

- Si – Acariciaba su sedoso cabello.

- ¿Crees que sean tantas como mi amor por ti? – Estaban sentados en el suelo al frente de la cabaña.

- No lo se ¿Qué tanto me quieres? – Pregunto entre ilusionado y divertido por lo melindroso que podía llegar a ser junto a ese jovencito de apenas dieciséis y el siempre con sus falsos veintiocho.

- Creo que el doble o triple de las estrellas que adornan este cielo.

- ¿De verdad? Pensé que era mucho más – contesto con aparente decepción.

- ¡Oye! – Lo golpeo con el codo, para después besarlo – Te amo mas que el numero de estrellas puedan haber, incluso mas de lo que tu quisieras.

- ¿Más? – Pregunto pegado a sus labios.

- Si, por ti podría entregar mi ser.

- Señor ¿Va a subir? – El chofer lo llamo con rudeza, se subió al auto que lo llevo hasta la entrada de una ostentosa casa, todo se mostraba en completa calma hasta que entro, atravesó un amplio jardín apenas alumbrado por luces de faroles que adornaba en lugares estratégicos, cuando estaba ahí logro ver la silueta de una mujer desnuda que mantenía relaciones sexuales con dos o tres hombres, no se distinguía “¿Hace cuanto que no asisto a algo así?” Se pregunto mientras caminaba hasta la puerta donde el mismo hombre que había ido a visitarlo esperaba.

- Bienvenido – Saludo, vestía con un pantalón negro y camisa blanca con el pecho descubierto dejando ver rastros de sangre en el, no pudo evitar la seducción que infringía ese liquido en sus sentidos, se acerco hasta lamer cada gota – Por lo menos invítame a salir antes – Sugirió el mayor.

- No digas gilipolleces – El otro solto una carcajada.

- Tu acento, jajajaja, por Dios, me encanta – Molesto le dio un puñetazo en la cara.

- ¿Qué mierda te pasa? Solo jugaba – Contesto infantilmente acomodándose el puente roto de la nariz.

- No estas en edad para esos juegos.

- Si todavía no cumplo mil, que forma de tratar a tus mayores.

- Jodete – Caminaron por la sala en donde varios vampiros disfrutaban de sensuales bailes y otros devoraban a algún hombre o mujer incrustando sus filosos y blancos colmillos.

- ¿Nadie se entera de esto?

- Nadie, ellos son gente de la calle, vagabundos alguna prostituta, de todas formas no hay alguien que los busque.

- Siguen igual de enfermos que hace cientos de años.

- No digas idioteces o ¿acaso no comes?

- Si lo hago pero trato de dejarlos con vida.

- Tsk, muy mal de tu parte que caso tiene solo cortar a la vaca dejarla sin una pierna o dos, es mejor comerla toda no crees y así evitar su dolor.

- ¡NO, SE LO SUPLICO DÉJENME! – una mujer desnuda se acerco a Ricardo temerosa de la horda de hombres y mujeres que le seguían, en sus pechos habían marcas de colmillos y líneas de sangre en varias partes de su cuerpo.

- Vamos pequeña no hagas que te persigamos, hace tiempo que no cazamos y podrías sufrir mas – Un tipo robusto de piel apiñonada la tomo de la cintura y mordió cruelmente su cuello. Se alejaron de aquella asquerosa escena a ojos de Ricardo.

- ¿Que? – Pregunto una de las chicas que se hallaba mordisqueando un brazo mientras gritos ahogados y espasmos salían de su “alimento”.

- Comida escapando eso no es agradable, espero que las manchas del tapete se puedan quitar sino tendrán que comprarme una nueva.

- ¿Cómo puede preocuparte mas eso que aquella mujer? – Dijo Ricardo indignado.

- Mujerzuela – Corrigió – No tengo por que preocuparme, ella acepto venir con ellos, fue su responsabilidad.

- Es increíble la frialdad con la que nos referimos hacia un ser humano, a veces creo que de verdad hemos perdido nuestra alma.

- Yo la perdí cuando Constanza se fue – Si mirar perdió el brillo que tenia, tal vez por la oscuridad tal vez por la tristeza.

- Lamento haberte hecho recordarla – Lo mejor es creer que no ha pasado nada, se sugirió para seguir.

- Esta bien, después de todo tu desconoces esos aspectos de mi.

- Es cierto – Caminaron por el vestíbulo hasta llegar a una habitación que parecía ser la sala de lectura, un lugar llena de libreros con una mesa central en la cual reposaba un lámpara demás de un enorme ventanal por el cual atravesaba los plateados rayos de la luna – ¿Me puedes contar?

- Si, toma asiento – Jalo una silla mientras el abría un compartimiento que era un frigorífico en el cual mantenía sus provisiones, saco botellas llena del liquido carmesí – Nuestra vida fue un suspiro, tan pequeño a veces hubiese querido convertirla – La vertió generosamente en unos vasos de cristal –Y así ella estaría a mi lado pero nunca quiso – Bebió tranquilo la sangre, perdiendo sus ojos en algún lugar de la habitación rememorando a la mujer de su vida -, siempre se negó; mientras ella vivía yo no tuve la necesidad de matar a diestra y siniestra solo ella ocupaba mis pensamientos, la ame de una forma inimaginable, incluso en las noches en las que deseaba beber hasta la ultima gota de su sangre no podía, los años pasaron uno tras otro, su juventud fue parte de un fugaz recuerdo, su cabello se tiño de blanco y yo seguía igual, su rostro se lleno de hermosas líneas muestra del tiempo y yo no cambiaba, su voz se marchitaba lentamente y yo solo la podía ver, se lo pedí varias veces “vuélvete una de nosotros” y ella decía “nuestro amor solo debe durar lo necesario, he pasado la mejor vida a tu lado” y la deje partir una mañana, no reencarno, ella había vivido plenamente no había nada que le faltase al morir y por eso su alma me espera, pero se muy bien que estoy destinado a estar separado de ella – Concluyo.

- No lo sabes.

- Lo he visto Ricardo, ella esta en un amplio prado sentada al lado de una fuente observándome a través del agua cristalina, yo, yo estoy perdido en la oscuridad que me maldice.

- Puede que no sea lo que tu crees como me has dicho no puedes interpretar del todo tus visiones - Hablo con cautela.

- Es un punto de vista esperanzador – Sonrió - ¿Te unirás a ellos? – Inquirió lamiendo sugestivamente su dedo medio que había limpiado parte de la sangre que se había derramado por la comisura de sus labios.

-En realidad nunca me han gustado este tipo de “cenas” así que mejor regresare al hotel y mañana mismo me voy a Puebla.

- Una verdadera lastima, cierto, en esa ciudad hay un edificio que me pertenece esta ubicada en la zona sur, la ultima vez que fui habían muchos locales comerciales si quieres puedes hacer uso de ella para hacerte de dinero porque no creo que con tu apariencia pretendas ser un “junior”

- Gracias, eso estaría bien ya que no quiero verme como un bueno para nada. Ahora me retiro – se levanto rumbo a la puerta.

- Ah, recuerda me debes por esto, no te pediré lo mismo que Andrew bueno al menos no de forma tan sádica.

Atravesó la puerta.

- ¿Con que lo mismo? – Salió al patio donde todo parecía, en realidad era una orgia tanto de placer sexual entre los vampiros y de gula por la gente a la cual comían salió tembloroso, no de miedo sino de deseos por ir a comer.

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- Disar Ég elska þig meira en allt í þessum heimi* – Sentía una pesadez sobre su cuerpo una figura tenebrosa estaba encima de el pero no sentía miedo por el contrario comenzó a rodear con sus brazos lo que parecía el cuello poco a poco un cambio sucedió, estaba adquiriendo forma humana la negrura del lugar donde estaban se transformo en una luminosa luz lo que estaba sobre el era un hombre de blanca piel, esos cabellos le parecían conocidos – Disar – De nuevo pronunciaba esa palabra pensó que tal vez era un hechizo o algo por el estilo.

- ¡Alfonso despierta carajo! – Su hermano estaba presionándole el pecho – Alfonso – dijo alarmado. Se dio cuenta que por alguna razón había dejado de respirar – Demonios ¿Qué diablos fue eso? – Pregunto.

- No se – Tosió con algo de brusquedad ya que de pronto había respirado era como haber estado en el fondo del agua.

- Me asustaste creí que te ibas a morir – Dijo con pesar su hermano.

- Agh… de nuevo… - Se giro en la cama molesto – Mierda, todo pasa primero esa perra me engaña y ahora las pesadillas regresan con un plus – Se agarro la garganta – Seria mas fácil si muriera.

- No digas pendejadas – Golpeo la cama – Se que has tenido una mala racha pero se solucionaran por lo de Cristal pues ya encontraras otra vieja además de que fue preferible enterarse ahora que andar con la cara de pendejo después. Por tus pesadillas creo que el dizque psiquiatra con el que vas es un completo idiota así que mejor busquemos otro para esto – Viendo a su hermano repuesto levemente siguió – Míralo del lado amable te unirás mas a mi ya que dormiré en tu cama.

- No digas joterias – Dibujo una tenue sonrisa en sus labios y lo golpeo con una almohada – Ahora quítate maricon – El menor salió mandándole un beso desde la puerta – Ese tonto, la verdad es que el me ha ayudado tanto – Hablo solo buscando la ropa para el día agradecido de tener alguien en quien apoyarse en el peor de sus momentos.




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* Te amo mas que a nada en este mundo

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