18.3.10

IV. Mis sueños son tus pesadillas

Segunda Parte

En verdad detestaba caminar entre tanta gente pero realmente tenia curiosidad por lo que prefirió ir como cualquier simple mortal por el metro, había escuchado en el avión que era una odisea tomarlo pero no encontró ningún problema hasta que por alguna razón desconocida para el después de entrar y salir de la estación siguiendo el mapa había regresado al punto de partida y no se hubiera dado por enterado de no ser por que un indigente le pareció extrañamente similar a otro, miro a todos lados esperando estar delirando a causa del calor que hacia ahí abajo, casi como el infierno. Entonces una placa en frente le hizo saber que efectivamente era el mismo lugar en el que había iniciado – Mierda – Miro su reloj, según recordaba había apartado el boleto del autobús para las 4 de la tarde y recién eran las tres entonces estaba a tiempo para llegar y revisar que sus maletas hubiesen llegado.

Volvió a abordar el metro pero esta vez iba repleto de personas apenas y logro entrar, nadie respetaba el salga y entre lentamente, mas bien parecían estampidas, se agarro fuerte de un tubo ya que era lo único a lo que tenia acceso entonces una mujer detrás de el le agarro el trasero de forma brusca, se giro para verle el rostro y ella sonrió picara apenas y debía tener 15 años, no dijo nada, entonces en otra parada fue un hombre el que se le arrimo de forma por demás grosera, había logrado sentir su hombría a través de la ropa, eso le causo nauseas cuando le iba a reclamar se bajo de inmediato… “Realmente es peligroso” pensó, llego a la Tapo dispuesto a abordar el autobús y al fin alejarse de esa urbe.

Después de poco mas de dos horas de travesía llego a Puebla, en la CAPU (Central de Autobuses Puebla) abordo un taxi, no pudo evitar el asentó español, pidió lo llevasen a su nuevo hogar, mientras iban vio con cierta nostalgia las calles con gente de un lado a otro, imagino como Disar caminaría por ellas, las sonrisas en su rostro, “debo encontrarte” se dijo antes de llegar a su destino; el auto se detuvo frente al portón de una casa de dos plantas, alrededor habían negocios, la mayoría restaurantes y bares, al parecer la parte baja había sido un restaurant aun tenia pintura del nombre, abrió lentamente en efecto había mesas, sillas y al fondo un bar con unas cuantas copas y botellas vacías, todo completamente empolvado “¿Hace cuanto esta vacio?” arrastro sus maletas hacia una escalera subió fastidiado hasta llegar al segundo piso donde un amplio pasillo lo guiaba a cuatro puertas las primeras dos un tanto pequeñas, supuso que serian los baños, las siguientes parecían de habitaciones… se acerco mas al pasillo y se dio cuenta que se doblaba hacia la izquierda nuevamente su curiosidad lo guio hasta un balcón pequeño de apenas un metro, aspiro fuertemente – Esto huele a caño – dijo encendiendo un cigarro en ese minúsculo lugar pero su perceptiva nariz aviso de varias fuentes alimenticias acercándose.

Estaba reunido con sus amigos un pequeño grupo de seis personas, entre juegos y estupidez y media se detuvieron en una esquina platicando sobre que harían ya que tendrían en una semana la tarde libre, entonces sintió sobre si una mirada, de inmediato busco con los ojos la fuente. Busco y no había nadie cercano entonces dio con una casa de color marrón con ligeras ornamentaciones de talavera. Un enorme portón de madera era la entrada irremediablemente sus ojos se dirigieron al segundo piso donde sobresalía un pequeño balcón y en este un hombre detenido del marco fumaba sin dejar de observarlo, contrario a la incomodidad que provoca ese tipo de situaciones el sintió un pequeño alivio. Sin saber porque se acomodo el cabello “¿Le estoy coqueteando?” sus mejillas enrojecieron ante tal cavilación.

“Este olor” sus ojos estallaron en éxtasis, sus afilados colmillos relucieron deseosos de hundirse en carne y extraer de ellas ese amado néctar rojizo “Huele delicioso” cerro los ojos para guiarse por sus sentidos.

- Soy Disar – Extendió su mano, pero la ignoro monumentalmente ya que su sangre era demasiado cautivadora y de tocarlo no podría reprimir las ansias de absorber hasta la ultima gota de vida – Espere Erlendr porque hace esto, como miembro de la comunidad solo estoy siendo cortes – Ni lo miro, siguió su camino hacia un lugar alejado de todo el aperitivo que tenia a su disposición. Había ido precisamente a ese lugar a alimentarse… Húsavík, no era un sitio para vacacionar ni menos para vivir, la vista era magnifica por donde lo vieras pero el que estaba acostumbrado a ver las inmensas torres de las fábricas y el negruzco cielo francés no le interesaba lo paradisiaco que podía ser.

Abrió de par en par lo ojos, ese olor… - Disar – Se habían ido, aquellos jóvenes no estaban, se trepo del marco de la puerta, con agilidad subió al techo buscando algún rastro pero nada, el aroma de su sangre se disipaba con el olor citadino de Puebla.

“¿Es el?” se pregunto, regreso de inmediato a la casa, tomo dinero en efectivo que su “amigo” había tenido a bien regalarle, busco una tienda de celulares.

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Sus amigos habían decidido correr en busca del autobús que pasaba atascadísimo de gente, el hizo lo mismo y no volteo a ver a aquel hombre, se sintió extraño al llegar a casa era algo como una sensación de haberlo visto antes “¿un deja vu?” se pregunto mientras se daba un baño, al salir se recostó en su cama, esperaba no repetir la escena de hace unos días con la mente completamente serena su cuerpo se rindió entre las cobijas, sus parpados se cerraron con rapidez.

Comenzó a sentir las caricias de alguien sobre su cuerpo.

- No – Pero no lo deseaba abrió los ojos, lastimosamente no veía nada todo estaba cubierto de oscuridad solo sentía sin saber si realmente estaba ahí – Basta – Forcejeo.

Entonces se percato que a su espalda algo húmedo lo detenía, además de que sus manos estaban firmemente amarradas a algo, una sensación conocida se presento en su bajo vientre.

- Por favor - Rogo, sintiendo el sabor salado de sus lagrimas en la boca.

- Er það sem þú ert með rétt? eru eiginkona hans, neita því ekki* - Esa voz podía reconocerla pero no recordaba el poseedor.

- Detente - Sus piernas intentaron moverse pero estaba sujetas a algo en el suelo, se removió pero no se lograba soltar, sintió tanto frio. - Ahn… ngh… - Algo era introducido en su cuerpo, dolía, el frio se intensifico en su cuerpo - Basta, Duele - Chillo con desesperación.

- Tík** - No entendía nada, absolutamente nada ¿Dónde estaba? ¿Por qué le hacían eso? ¿Quién era su agresor?, lo de menos eran esas palabras, estaba siendo violado, lo embestían con fuerza el intentaba detenerlo se movía mas no lograba que esa persona dejase de tomarlo de esa forma tan violenta, sintió una lamida en su rostro.

Todo seguía siendo oscuridad ni siquiera podía distinguir al responsable ni al otro que había hablado con anterioridad, si de algo estaba seguro es que habían varias personas a su alrededor.

Sintió sangre recorrer por sus piernas, sintió asco, horror, miedo “Erlendr ayúdame” grito desesperado imprimiendo toda su fe en ello incluso que sus pensamientos llegaran a… de pronto cayo en cuenta “¿Por qué lo estoy llamando en una situación así?” Sintió embestidas mas fuertes, sus piernas temblaron lograba escuchar la piel del tipo contra la suya estando inmovilizado nada podía hacer, solo esperar a que todo terminara lentamente abandono su cuerpo dejo de llorar de emitir quejidos mientras las estocadas se hacían mas profundas y dolorosas.

Algo lleno su interior y ardió, dolió mucho, estaba herido con brusquedad se retiro de su cuerpo y comenzó a reír a carcajadas, sintió otras manos tocándolo; sus ojos se dilataron de temor, había alguien mas que lo violentaría… otro mas. Una mano tomo su miembro friccionándolo de forma salvaje.

- No, por favor… ya basta – Rogo, pero no era escuchado nuevamente alguien se introdujo en su ser, el dolor se agudizo…

- Alfonso, Alfonso – Lo movían levemente – Abre los ojos, estas bien, estas a salvo.

- Agh… - Salió de su pesadilla hecho un manojo de nervios se toco el rostro estaba llorando y temblaba.

- Te escuche llorar y no podía dejarte así – Dijo con pesar.

- Yo… - ¿Cómo decirle a su hermano que entre sueños estaba siendo abusado sexualmente? – Otra pesadilla – Fue lo único que dijo, el llanto no cedió.

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Estaba emocionado, activo el celular y busco en su agenda el numero de los amigos que habían ayudado, estos de nombres Patrick y Danael, mejor conocido como Danny, el primero le había comprado sus boletos de abordaje y el segundo había arreglado todo lo referente a pasaporte, identificaciones, tarjetas bancarias y demás.

- ¿Bueno? – No se escuchaba bien la voz de la persona al otro lado – ¿Patrick? – Se escucho como colgaban rápidamente.

+++ ~~~ En un castillo ~~~ +++

Dos jóvenes frente a una computadora se veían realmente metidos en lo que hacían, a su alrededor pálidas paredes se alzaban con un tapiz viejo de flores que en su momento de esplendor habían sido beige ahora se veían mas amarillentas que otra cosa, el tiempo las había hecho así, dos ventanas de grandes dimensiones se ubicaban a su izquierda con cortinas en color vino, dos sillones amplios ocupaban gran parte de la habitación justo frente a un gran librero… en el suelo algunas revistas de moda se encontraban tiradas, a su derecha una pintura enmarcada ocupaba gran espacio en la pared, debajo de ella un piano, una mesita pequeña y sillas. Una llamada los extrajo de aquella pantalla, era por el celular de uno de ellos, apenas había oprimido el botón de contestar cuando.

- Patrick – Una voz fuerte los interrumpió – No, no, no, no – Dijo infantilmente – pensé que me considerabas tu amigo – Decía espaldas de ambos jóvenes, uno de aproximados 23 con cabellera rubia, sus ojos verdes centellearon de temor – Fuiste malo – Enrosco un mechón de su cabello entre sus dedos mientras se acercaba a su oído – Eso se llama traición – Comento lamiéndole el oído, a su lado se encontraba otro el otro chico de cabellos castaños y ojos negros.

- Andrew, yo... – El rubio intento congraciarse.

- Cállate – Ordeno, temeroso el castaño detuvo la mano que se alzaba para sujetarlo – Sabes Patrick, te he consentido, no te he obligado a nada ¿Cierto?

- Cierto.

- Cuando hemos tenido sexo he sido excesivamente amable contigo.

- Así es.

- Todo lo que has querido te lo he dado.

- Si.

- Entonces ¿porque demonios no me habías dicho que tu le comprarías los boletos de avión a Ricardo? - Dijo con voz tranquila.

- Es...

- CÁLLATE – Le mordió cruelmente el hombro además de soltarle un golpe a su acompañante que cayo al suelo agarrándose la mejilla – Ves lo que provocas – Observo de forma despectiva al otro.

- Déjalo, el no tiene la culpa – Trato de que la ira de su líder no solo se enfocara en el ojiverde.

- Vamos Danny no me hagas enojar tu también - Lo miro con amabilidad, Patrick se limpio el hombro del cual brotaban unas ligeras líneas de sangre.

- Es que no es justo – dijo poniéndose de pie.

- Justo ¿Qué es en realidad justo? no sabes lo que es la justicia, la justicia no existe... – Camino por la habitación dubitativo de lo que debía hacerles.

- Andrew tienes razón, me hago responsable de mis actos – Hablo poniéndose frente al mayor.

- Muy bien pequeño – Sonrió satisfecho.

- No... esp - Patrick miro a Danny con sumo reproche para callarlo.

- Danny quédate aquí, a media noche te regresare a Patrick – Se dirigió a la puerta.

- ¿Estas jugando? – Pregunto el ojiverde con temor.

- No, por favor, después de darme un poco de tu sangre ¿Que te hace pensar que solo será eso? Hablo burlón.

- Espera – Tenia miedo, se veía en su rostro, hacia mucho tiempo que no intimaba con el mayor, aunque era mas estar con una bestia en celo, si bien era cierto que antes lo trataba con amabilidad tenia exabruptos y ahora con su enojo no sabia como lo trataría, lo conocía demasiado bien como para creer que seria algo medianamente tranquilo.

- No me hagas enojar mas, suficiente he tenido con el idiota de Ricardo que no ha querido contestar mis llamadas - El ojiverde miro al castaño, si no accedía se iría sobre el, eso seria mucho peor, soportaría el sometimiento del mayor.

- Vamos – Ante los ojos expectantes del castaño fueron saliendo de la habitación.

- Pat… - Dijo en un hilo de voz, el otro solo sonrió y se fue siguiendo la figura del mayor que elegantemente comenzó a caminar atravesar la puerta.

Espero largo tiempo para volver a intentar llamarlos. En tanto comenzó a limpiar el lugar, dio inicio con la parte del restaurant, se coloco un trapo en la cabeza para no ensuciarse tanto y se quito la camisa, camino solo en camiseta, se sentía mejor lleno de fuerzas si era el lo atraería, jalo las sillas hacia un rincón y vertió agua en el suelo, busco entre las cosas que habían en un pequeño almacén hasta dar con jabón en polvo, lo rego y tallo con una escoba vieja. Termino pronto, con un trapo húmedo limpio las sillas y las mesas volviéndolas a colocar, fue hacia el bar, tenía a la mano una bolsa grande donde hecho los embaces vacios así como los vasos rotos que encontró. Al ritmo que iba solo faltaría solicitar permisos y entonces abriría ese lugar. “Disar, aun si no eres tu, te encontrare… hare que recuerdes nuestro amor”, recordó la llamada, tecleo el celular.

- ¿Patrick?

- Si, ahmm… si buscas a Patrick se lo llevo Andrew, soy Danny… Ricardo – Escuchar esa noticia le hizo sentir mal, en medio de su egoísmo arrastro a un pozo sin fondo a quienes le habían ayudado.

- ¿Tu estas bien? – Pregunto a sabiendas de la respuesta.

- Se veía muy molesto… tengo miedo de que algo le pase – Su voz monótona solo confirmaba lo que decía.

- Todo estará bien – Colgó rápidamente y con nervios marco al teléfono central de aquella casa.

- Nhhnn… - Una voz ronca al otro lado.

- Andrew, soy Ricardo.

- Ahh… Me… alegro – ¿Estaba teniendo sexo? en el fondo no se escuchaba nada pero era propio de el hacerlos callar si así lo deseaba – Espera – Escucho claramente como dejaba caer algo [No te atrevas a moverte, jajajaja, como si pudieras].

- ¿Qué fue eso?

- Mi visita, hace tiempo que Patrick y yo no nos divertíamos como hoy ¿Verdad? – Se escucho como algo era golpeado, y un débil si.

- Ya, ya déjalo – Se atrevió a decir.

- ¿Por qué no contestabas a mis llamadas?

- Salí muy temprano del hotel, estaba hablando para darte el número de mi celular.

- Buen niño, acaso no podías dejarme un aviso.

- No, sabes que sigo molesto contigo.

- Mierda vuelves con lo mismo una y otra y otra vez, y tu, dije que ni un solo moviendo, maldición quédate quieto – El sonido de algo elástico golpeando.

- Pero ya te he hablado, creo que es suficiente.

- ¿Dónde quedo el retador de los últimos días?

- Solo tranquilízate.

- Ah, es por Pat… se ve lindo, deberías verlo, esta completamente desnudo con sangre en el rostro y en su pecho… oh sus piernas tiemblan de places, es como nadar entre sus muslos… se nota que lo usaste mucho por que a mi me recibe de forma gloriosa.

- Ya basta.

- Hasta luego, saludos a tu amado Disar – Se escapo de sus labios y colgó.

- Mierda… mierda – Se golpeo con el celular molesto – ¡MIERDA!

- Patrick… oh por Dios ¿Qué te hizo? – Entraba a la habitación de la que horas antes había sido sacado, no llevaba ropa puesta solo uno de los sacos de Andrew, uno de color purpura que apenas lograba cubrirlo, sus piernas estaban marcadas por arañazos de los que aun salían sangre, su miembro se veía en las mismas condiciones, tenia marcas de golpes en el pecho y el rostro, además de un pedazo de ceja que no estaba en su lugar.

- Danny, tengo frio – En efecto Patrick es humano.



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*Es lo que haces con el ¿no? eres su mujer, no lo niegues

**Perra

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